El 25 de septiembre de 2015 se realizó la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible en Nueva York, a la que asistieron más de 150 líderes mundiales, con el fin de aprobar la Agenda para el Desarrollo Sostenible.
En dicha cumbre se discutieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales se crearon a través del mayor proceso participativo realizado por la ONU: 10 millones de personas de todos los ámbitos expresaron sus opiniones dentro y fuera del proceso de consulta para ayudar a dar forma a la Agenda 2030.
El documento final, titulado “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, fue adoptado por los 193 Estados Miembros de las Naciones Unidas. Dicho documento incluye los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible para el 2030.
- Fin de la pobreza
- Hambre cero
- Salud y bienestar
- Educación de calidad
- Igualdad de género
- Agua limpia y saneamiento
- Energía Asequible y no contaminable
- Trabajo decente y crecimiento económico
- Industria, innovación e infraestructura
- Reducción de las desigualdades
- Ciudades y comunidades sostenibles
- Producción y consumo responsable
- Acción por el clima
- Vida submarina
- Vida de ecosistemas terrestres
- Paz, justicia e instituciones sólidas
- Alianzas para lograr objetivos

Aplicación de la Agenda 2030
De acuerdo con la página de la ONU, la Agenda 2030 es universal y se aplica a todos los países. Se requiere que todas las naciones tomen acción climática, reduzcan el desempleo, fortalezcan la igualdad de género y promuevan sociedades pacíficas, fomenten las instituciones seguras y con credibilidad, entre otras acciones.
La Agenda 2030 adopta una postura radical a través de su promesa de no dejar a nadie atrás. Los ODS están diseñados para llevar al mundo a varios “ceros”, algunos de ellos son: cero pobreza, hambre, muertes infantiles prevenibles, SIDA, tuberculosis y malaria, discriminación contra las mujeres y las niñas y trata de personas. En términos prácticos, esto significa dirigir los esfuerzos de desarrollo e inversiones primero a quienes han quedado atrás, incluidos los 736 millones (10 por ciento de la población mundial) que viven en la pobreza extrema.