Según un artículo publicado en la BBC los mamuts desarrollaron una forma de anticongelante en la sangre, que les servía para mantener a sus cuerpos abastecidos de oxígeno.
Científicos secuenciaron los genes de la hemoglobina procedentes de tres mamuts siberianos, cuyos fósiles tenían 10 mil años de antigüedad, los cuales fueron bien conservados en el permafrost (capa de hielo permanente situada en los niveles superficiales del suelo en las regiones muy frías, como en los polos) y fue sorprendente lo que hallaron en la hemoglobina de los mamuts. El análisis arrojo que la hemoglobina había sufrido una serie de mutaciones que le permitía liberar el oxígeno incluso a muy bajas temperaturas.
Según los científicos la adaptación genética de la hemoglobina tuvo que haber sido crucial para los mamuts ya que les permitió explorar ambientes nuevos y más fríos durante el Pleistoceno.
Cabe señalar que la hemoglobina es una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos sanguíneos y además se ocupa de la circulación del oxígeno atraves de la sangre.
Dedujeron que a diferencia del elefante moderno, que desarrollo enormes orejas y otras características para mantenerse frío en el calor excesivo, el mamut evoluciono con pequeñas orejas y cola corta para ahorrar energía en el frío extremo.
“Ha sido como viajar atrás en el tiempo y tomar una muestra de sangre de un mamut” afirma Kevin Campbell, coautor del estudio e investigador de la universidad de Manitoba, Canadá.
“Fue extraordinario haber podido revivir una compleja proteína de una especie extinta y descubrir cambios importantes que no se ven en ninguna especie viva”, dice el profesor Alan Cooper, quien dirigió la investigación y es el director del centro Australiano de ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida.