En Estados Unidos controlan la población de zorros, coyotes y perros salvajes con bombas de cianuro, llamas M-44, esto porque consideran a estos animales como una amenaza para los agricultores y rancheros, debido a que entran en sus propiedades para comer animales o vegetales que ellos tienen destinados para producción.

La práctica fue prohibida en el 2017, aunque se utilizaba desde 1960, debido a que un niño perdió la vista al estar en contacto con una de estas trampas. Después de que la familia del niño demandara al estado por lo ocurrido, el gobierno se vio en la obligación de cancelar la práctica, no obstante, en el 2018, los agricultores y dueños de rancheros, exigieron que se activara nuevamente el método, pues se estaban viendo gravemente afectado en cuanto a ganancias.

Aunque el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, quiso hacer una reconsideración antes de volver a permitir esta actividad, el gobierno se opone a cancelarla nuevamente.
Además, cuatro grupos de conservación y bienestar animal, además de 200,000 civiles escribieron cartas de objeción en contra de la decisión tomada, pero la agencia de Protección Ambiental (EPA) aprobó el uso de estas trampas, asegurando que era un método seguro para las personas.

Otro de los argumentos que utilizó la EPA para dar su visto bueno ante la decisión del gobierno, es que estas trampas de cianuro no están a la venta, por lo que ellos se excusan en que nadie podrá utilizarla para hacerle daño intencionado a alguna persona o animal, y que este método es utilizado para un buen propósito: el preservar la economía y la producción.
Las trampas de cianuro no pueden ser utilizadas de manera segura por nadie, en ningún lugar. Si bien la EPA agregó algunas restricciones, estos dispositivos mortales han causado demasiado daño para seguir en uso. Necesitamos una prohibición permanente a nivel nacional para proteger a las personas, las mascotas y la vida silvestre en peligro de este veneno. – Comento Collette Adkins, directora de conservación de carnívoros en el Centro para la Diversidad Biológica a BBC News.

Las restricciones planteadas por la EPA están relacionadas con que no se pueda instalar dentro de los 100 pies de una vía pública, camino transcurrido, o zona de viviendas, además, las señales de advertencia deben estar visibles como mínimo, a 15 pies de a trampa.

Fuente: BBCNews.