Cuantas veces nuestro cuerpo trata de comunicarse con nosotros y al no obtener la atención se manifiesta con diferentes síntomas tales como dolores articulares, insomnio, dolor de cabeza, cansancio, ansiedad, angustia, falta de memoria, mareos, caída de pelo, uñas quebradizas, etcétera. Es ahí cuando después de visitas al doctor, análisis de sangre y orina, resuelven que estas sano; entonces hay que echarle la culpa al espíritu santo de la medicina: al tan afamado “ESTRÉS” o a la genética, a la edad, o a la obesidad. Pero puede ser que la causa de todos los males antes mencionados sea la falta de minerales en el agua.
En los años 70, la demanda de gaseosas (refrescos), se estabilizaba y estas empresas empezaron a preocuparse al ver que un individuo no puede beber más de cierta cantidad de refresco, así que había que competir y desprestigiar al líquido esencial para todas las formas de vida: a la llamada “AGUA NATURAL”, o agua potable, y así la solución fue un producto de diseño que es el agua embotellada, para que así las grandes empresas recuperaran y aumentaran sus ganancias.
El AGUA NATURAL tiene más de 60 minerales y oligoelementos, favoreciendo la conductividad eléctrica y un PH ligeramente alcalino, al agua embotellada se le quitaron los minerales y solo se le dejaron 2, el sodio y el potasio, no tiene pH ni conductividad eléctrica; lejos de hidratar, deshidrata y desmineraliza el cuerpo, esta agua no existe en la naturaleza.
Saber que el agua era una creación artificial fue como leer un cuento de horror y suspenso del escritor Gales Arthur Machen allá por el siglo XIX. Comenzaron por la “creación de demanda” mediante 3 estrategias de marketing: generar miedo (sobre el agua potable), publicidad aspiracional (el agua embotellada es vida) y engaño sobre el origen, el sabor y la calidad de muchas de estas aguas milagro (“vienen del manantial”), atreviéndome a añadir la cuarta estrategia, que es el antídoto y solución a su agua inerte: bebidas rehidratantes para el problema de salud causado por la falta de minerales naturales que se despojaron del agua potable. Un gran ejecutivo de esta industria alguna vez dijo “cuando esto acabe, el agua de la llave quedara relegada a la ducha y a lavar los trastes”. La visión de este empresario ya nos alcanzó, México se convirtió en uno de los principales consumidores de este producto en el mundo en los últimos diez años; según especialistas de la UAM, un mexicano consume 243 litros de agua embotellada al año, añadiendo 137 litros de refrescos y productos gasificados.
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Para que el agua potable sea consumible debe pasar parámetros físicos, químicos, toxicológicos y biológicos, y normas de calidad como las del Instituto Nacional de Salud Pública: AGUA PARA USO Y CONSUMO HUMANO NORMA OFICIAL MEXICANA NOM-127-SSA1-1994, y las de la Organización Mundial de Salud (OMS). Todas estas normas hacen que potabilizar el agua para consumo humano sea complejo y muchas veces las embotelladoras son engañosas, como el caso de la ciudad de Cleveland: en los años 70 la compañía embotelladora de AGUAS FIJI mediante publicidad engañosa desprestigiaba el agua potable que la ciudad distribuía en las redes para su población. Así la ciudad de Cleveland llevo a cabo análisis a un vaso con agua de agua FIJI y demostró que era de menor calidad, mal sabor y mucho más cara.
A partir de la comercialización del agua se dejó atrás la fiebre del “Oro amarillo”, del “Oro negro” (petróleo) y comenzó la era del “ORO AZUL”, con empresas pioneras tales como Coca-Cola, Nestlé, Danone y Pepsico, de entre muchas más. Nos han seducido y han maquillado la realidad con imágenes de manantiales, bellos paisajes de montañas, personajes de deportistas saludables, etcétera, cuando la realidad es que usan agua de la llave que pasan por un proceso de desmineralización. Es increíble pensar además del gasto de energía y recursos naturales, como el petróleo para fabricar sus plásticos y distribuirlos por todo el planeta, y estos residuos van a parar a países como la India en las colinas afuera de Madras, repletas de botellas para reciclaje enviadas desde el estado de california. No hay nada respetuoso al medio ambiente en la producción y distribución de este producto de diseño.
Así la fiebre de El ORO AZUL, el importante líquido para toda forma de vida, se ha privatizado y nos venden algo que para consumo humano por derecho es gratuito, poniendo como ejemplo 1000 litros de agua potable valen $3.00 pesos, ¡menos de un centavo por litro!, mientras que el litro de agua embotellada vale $12.00 pesos. Esto me hace divagar y llegar a pensamientos de arreglos institucionales entre las embotelladoras y los gobiernos para no dar a conocer la calidad del agua. SACMEX, la Secretaría de Salud, PROFECO Y CONAGUA en la ciudad de México proporcionan muy poca información pública sobre la calidad de agua en nuestro país, siendo esta desinformación “cómplice” del plan de expansión de dichas embotelladoras.
*Este artículo es de carácter informativo, respetamos la libertad de consumo, invitándolo a que antes de beber una botella con esta agua, haga su propia investigación acerca de los verdaderos atributos minerales que aporta a su salud.
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