Conocí a Eduardo Farah en los 90. Leí su libro Adiós Tierra. Año 2101. Estas son algunas de las inquietudes que me generó la lectura.
En la introducción a tu libro das un panorama bastante desolador del planeta, basado en datos de su situación en términos de medio ambiente, población y recursos naturales. ¿Qué te llevó a escribir un libro mitad ensayo, mitad novela de ciencia ficción?
Mira, lo que veo en el planeta no tiene nada que ver con lo que se muestra en los medios. Enseñan una visión feliz del mundo, triunfante, en que todo va bien y los grandes problemas se van a resolver con reuniones de la ONU. No es cierto. Los datos que presento en el libro indican todo lo contrario: hay un calentamiento global, que ya es imparable; se tendrían que tomar medidas que no van a tomar porque hay dos cosas que la humanidad tiene: 1) una ignorancia supina de lo que está pasando de parte de la gran mayoría de la gente; 2) y un consumismo imparable porque ya está imbuido en el cerebro, es parte de la actitud de cada quién: nuevo celular, carro, ropa, más, más, más viajes, más todo. Además, sigue creciendo la población del planeta y lo triste es que la clase media, que podía dar estabilidad social, tiene una fertilidad declinante. Este problema está en China, Japón, EE UU, Europa.
Y México no es excepción…
En México es igual. La mitad de la población tiene menos de dos hijos; y la otra mitad tiene los que Dios le mande. Entonces, cada vez hay gente menos informada, entonces ¿cómo se va a enfrentar un problema si la gente no sabe qué está pasando? Y por la religión del consumo no hay forma de que les digas “oigan, vamos a bajarle…” el nivel de estupidez es gigante, lo decía Platón, lo decía Aristóteles, lo decían Einstein y Lovelock.
Tú te preguntas si las personas podremos cambiar nuestros hábitos. ¿Hay esperanza para la humanidad?
Mira, casi nada de lo que se ha hecho actualmente para tratar de evitar el ecocidio o la catástrofe del cambio climático funciona. Algunos detalles sí, por ejemplo, detuvieron los clorofluorocarbonos que entraban a la atmósfera y destruían la capa de ozono. Fue una pequeña victoria, pero todo lo demás es casi un fracaso.
Están extinguiéndose las especies, más con los chinos que compran de todo: cuernos de elefante y de rinoceronte, partes de los osos y tigres, aletas de tiburón, etcétera. ¡Está gravísimo!, porque no se ve solución. El calentamiento sigue aumentando porque aumenta el CO2 y el gas metano; y baja el ozono y la fotosíntesis. Todos los indicadores macro están en contra.
¿Y qué hace la humanidad? Reuniones donde van un montón de funcionarios de todo el mundo y dicen grandes frases, que no tienen efecto porque no las van a cumplir. Va a ser como dicen los ecologistas en las reuniones mundiales: too little and too late, “demasiado poco y demasiado tarde”.
Ya estamos viviendo la sexta extinción. Hubo cinco extinciones antes que nosotros, pero por motivos exógenos: que un asteroide pegó a la Tierra, que hubo un vulcanismo brutal. Ahí no teníamos nada que ver. Pero ahora, todo es antropocéntrico, está generado por nosotros. Ésta sería la era “antropoceno” (era del hombre) o “plasticoceno”. Dudo que podamos revertirla, porque, por ejemplo, queda el 3% de los elefantes, el 2 ó 3 % de los rinocerontes, matan cien millones de tiburones al año. En África a los animales silvestres les llaman bushmeats, “carne de la selva”. Puedes encontrarte una mano de gorila y te la venden por peso. El mundo que viene va a ser distópico.
Entonces no hay esperanza, tú no la ves…
No, a menos que hubiera un cambio radical. El gran capital mundial domina el mundo, ¿y qué quieren ellos? Vender más y ganar más dinero, o sea la utilidad es lo que los mueve a todos. La mayoría de la gente tiene que trabajar para sobrevivir y no tiene tiempo de pensar y los políticos son mentirosos y farsantes en lo general; y si tienes conciencia de lo que está pasando nadie escucha; y si les dices: “Oigan, es que viene un mundo horrible”, te dicen: “Eres muy pesimista”, aunque te diré que un pesimista es un optimista bien informado.
¿Por qué intentar hacer reflexionar a la gente de la situación actual?
Escribí un libro que se publicó en los ochenta en Dinamarca que trataba estos temas: cuando empiece a subir el océano, -que ya está subiendo-, o cuando el calentamiento genere mega tormentas, sequías brutales, etcétera, van a empezar a pensar, pero entonces va a ser demasiado tarde. ¿Qué hacer? Todas las películas distópicas que hay, como Cuando el destino nos alcance (Soylent Green), Mad Max o Interestellar son vistas por los jóvenes, quizá ellos que están más informados sobre el tema y que tienen miedo de su futuro tomaran medidas drásticas, porque paliativos ya no hay.
Si tuviéramos un hijo cada pareja seríamos mil o dos mil millones en el siglo próximo (hoy siete mil ochocientos millones) y tendríamos que entrar a un proceso drástico de decrecimiento económico: menos consumo, menos gasto, menos todo, pero eso implica ahorro, reciclar, etcétera, cambio de hábitos. Pero entonces la publicidad debe ser: “¿Cómo ahorrar agua?”, “¿Cómo ahorrar energía?”, “¿Cómo vivir más modestamente sin perder la felicidad?”. En México siguen con la obsoleta dicotomía de que “si eres de izquierda o de derecha”, y te voy a aclarar algo: tanto la izquierda como la derecha, tanto los globalizadores como los nacionalistas, todos quieren producir más y tener más, a nadie le importa decrecer ni ahorrar. El planeta ya cambió, todo es nuevo. La naturaleza nos va a pasar la factura.
¿A quién va dirigido tu libro?
A los que piensan y a los que reflexionen.
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