Juez frenó los etiquetados claros en México

El pasado primero de marzo un juez otorgó a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) la suspensión provisional de la creación de la nueva norma de etiquetado de alimentos y bebidas.

En un comunicado, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) -al que pertenece la Concamin- indicó que la suspensión de parte del juez “muestra que hay dudas razonables sobre la transparencia y legalidad del proceso de discusión y aprobación de la norma”.

“Creemos que la norma aprobada, no permitiría a los consumidores tener la información adecuada para tomar las mejores decisiones para su alimentación”, señala en el comunicado el CCE.

Los organismos empresariales se pronuncian en contra de la nueva norma al argumentar que no se tomó en cuenta la evidencia científica, los estudios y los compromisos internacionales para su elaboración. ¿Esto es cierto?

De acuerdo a la organización no gubernamental Etiquetados Claros el etiquetado actual pone en riesgo la salud, pues es engañoso, no tiene sustento científico, es de difícil lectura para la población, no sigue las recomendaciones ni las normas de la OMS, FAO o Unicef. Esta organización tiene un apartado de evidencia científica que incluye diversos papers:
https://etiquetadosclaros.org/la-evidencia-cientifica/

Las personas realmente no saben cuántas calorías contiene su bolsa de papitas, galletas, chocolates o tu lata de refresco o jugo, y al intentar entenderlo es realmente difícil debido a que no quedan claros los porcentajes de sodio, azúcar o grasas por porciones señalados en las envolturas o envases.

Para la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados esta dificultad y la toma de decisiones sobre los productos que se consumen derivan de que el etiquetado de los productos no es claro. Por eso, se había aprobado la reforma a la Ley General de Salud para obligar a las empresas de alimentos y bebidas a incluir un etiquetado frontal más informativo en el que adviertan del alto contenido de sodio, azucares y grasas en los productos que sean factor de riesgo para la salud de sus consumidores.

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Este es un cambio al que las empresas han mostrado resistencia, porque implica un mayor costo, ya que tendrían que reformular sus productos con al menos un año de anticipación para cambiar sus etiquetados, además de que verían disminuido el consumo de sus productos, como se ha visto en otros países que cuentan con etiquetados claros, como Chile.

Otro de los costos que tendrían que adoptar las empresas del sector sería el del cambio del etiquetado como tal, que podría tomar hasta dos años, según el tamaño de la empresa y de su portafolio.

Una de las principales causas para promover el cambio en el etiquetado es que 70% de los mexicanos padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad, enfermedad que se asocia principalmente con la diabetes y enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y algunos tipos de cáncer, de acuerdo con datos del gobierno de México, además de que somos número uno en obesidad en adultos e infantil, incluso sobre EUA.