Sentado y observando mi alrededor llega a mi mente la palabra CONSUMISMO, la cual busque en el diccionario y la define como “La compra o acumulación de bienes no esenciales “, en la sociedad contemporánea el consumismo compromete los recursos naturales y también la economía sostenible, y una de las herramientas que la mercadotecnia usa para provocar ese deseo de consumo en los seres humanos es la publicidad, la cual logra idealizar la satisfacción y felicidad personal producida y dando origen a la “cultura del consumo”
. Así la “sociedad de consumo”, se origina en la década de 1920, y uno de los principales responsables de esta expansión fue Estados Unidos, debido a la sobreproducción y a las nuevas innovaciones tecnológicas industriales. En esa época de florecimiento cultural donde el voto se hizo accesible para las mujeres, y los ciudadanos negros dieron sus primeros pasos hacia la palestra pública, se percibía un aire de bienestar y esperanza que con gran euforia propicio en los estadounidenses el consumo masivo, a pesar de que sus consecuencias no tardaron en llegar: la gran depresión de 1929.
Podríamos establecer los distintos tipos de consumo que se dan en el seno de nuestras sociedades postindustriales:
Consumo experimental adquisición de un producto o servicio que se desea probar, desconocido y que por lo tanto puede desembocar en un consumo ocasional o habitual, o simplemente no repetirse en el tiempo.
Consumo ocasional o consumo intermitente, no se rige por patrones si no que es esporádico, casual, dependiendo de la disponibilidad de los bienes o servicios demandados y de la situación financiera, social e individual del consumidor.
Consumo habitual o regular, se lleva a cabo con frecuencia, en el que uno o varios bienes son consumidos de manera continua y constante, como los productos básicos o de primera necesidad (los alimentos).
Consumo extraordinario “compras nerviosas” o “compras impulsivas”, suelen darse en los momentos previos a un gran evento de importancia política, social o histórica, o bien en los momentos inmediatamente posteriores (compras de pánico en 2020 covid-19). Son una forma de reacción defensiva de los consumidores, y suelen caracterizarse por hacer foco en bienes básicos y fundamentales, o en aquellos que corran riesgo de escasear.
Consumo responsable lo exactamente contrario al consumismo; una forma de consumir que es consciente de las consecuencias de la compra de un producto, tanto en la vida individual como social y medioambiental, y que privilegia productos seguros y de poco riesgo a aquellos que brinden un placer inmediato y momentáneo a un costo muy alto para las generaciones futuras.
Algunas causas del consumismo como lo entienden los antropólogos pueden resumirse en la fuerza social y psicológica de los medios publicitarios, las facilidades que ofrecen ciertos productos desechables, la obsolescencia programada de muchos productos y la cultura de la novedad y la innovación.
Las consecuencias del consumo irresponsable pueden ser muy positivas para la industria y la economía local, y a la vez nocivos para el medioambiente y para la salud de los seres humanos.
Crea demanda e incentiva un producto determinado por encima de otros, especialmente aquellos de bajo precio y baja calidad. Esto contribuye a la mala distribución de la riqueza, donde usualmente son las clases medias y bajas las que consumen de manera continua bienes baratos producidos en masa, invirtiendo su dinero en objetos que no duran nada y que además brindan poco beneficio. Producción continua y excesiva de basura , ya que los de vida breve, se acumulan en el medio ambiente y pueden tardar miles de años en descomponerse, causando estragos en el delicado balance biótico del planeta. El consumo de alimentos y productos industrializados, trae consigo consecuencias en la salud individual, familiar y regional, causando graves problemas para el sector salud con las enfermedades derivadas en obesidad, hipertensión, coronarias y diabetes. Es aquí donde una imagen se forma en mi mente, viendo los 7.8 billones de personas que habitamos este planeta tierra, y que cada uno usa ropa, zapatos, productos de belleza, productos de primera necesidad, alimentos, agua, electricidad, combustibles, muebles, diversión, necesidades biológicas (orina, defecar), respirar, convivir, viajar, etcétera, etcétera. Esa imagen apocalíptica y depresiva solo me empuja a pensar que esa zona de confort, así como la ley del menor esfuerzo, pronto nos cobrara factura, si no cambiamos nuestros malos hábitos para revertir el gran daño ocasionado a la naturaleza (Gea), las generaciones venideras nos la recordaran para toda la vida.